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Hace
unas semanas, comentando con gente del Club de Montaña “Elimán” de Frigiliana
la dificultad de hacer una travesía de varios días por la Sierra de Almijara por la
escasez de lugares donde abastecerse de agua, nos comentaron que cerca de Los
Tajos del Sol existe una pequeña oquedad con agua todo el año, donde poder
abastecerse en momentos de apuro. ¡Había que investigarlo! Así que el 28 de
febrero, día de Andalucía, salimos
con el objetivo de hallar la Cueva del agua.
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Queríamos
dejar el coche en “El Pinarillo” pero el carril está en bastante mal estado y
cuando, a 1 km más o menos después de haber pasado La Cueva de Nerja, el coche
se cala por tercera vez dijo Arielle; “Se acabó, nos vamos andando” (esto nos añade
unos cuantos kilómetros de más al recorrido).
Como
casi siempre llegamos más tarde de lo previsto, dejamos el coche en el lateral
de la pista y empezamos a caminar disfrutando del frescor de la mañana. Ambos
hemos cogido la costumbre de “volar” literalmente hablando cuando vamos por
pistas, máxime cuando el lugar lo conocemos de sobra, así que en un abrir y
cerrar de ojos recorremos los casi 4 km que nos separan de “El Pinarillo”. La
humedad ambiental en este cerrado día nos está
haciendo sudar más de lo
previsto. Tras una breve parada para adecuar nuestra vestimenta al plomizo día
continuamos hacia la Fuente del Esparto. Pronto empieza a engullirnos una
densa
y espesa niebla. La larga subida hacía el Collado de la Puerta, la hacemos
envueltos
entre oscuras nubes, mucha humedad y poca visibilidad. La velocidad
con la que subimos,
hace que sudemos la gota gorda. Al llegar al Collado de la
Terriza, la niebla parece estar
perdiendo poco a poco la batalla contra los
rayos de sol. A pesar de ello todavía estamos en medio de la “nada”, ni
siquiera el profundo Barranco de Cazadores se divisa a nuestros pies.
Ascendemos hasta el Collado de La Puerta entre procesiones de viajeras nubes.
En el
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mismo collado paramos para tomar algo, llevamos ya casi 9 kilómetros a
buen paso. Desde
aquí deberíamos ver la imponente pirámide pétrea de la Torre
del Almendrón justo delante nuestro, pero un tupido manto blanco cubre todo el
horizonte. De pronto y ante nuestros
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ojos, en un claro entre tinieblas, aparecen las cimas
del Almendrín y el Almendrón en toda su grandiosidad.
Tras
tomar unos frutos secos y aprovechar para inmortalizar efímeros momentos (nunca
habíamos visto este espectacular juego de los rayos del sol con la niebla)
seguimos. Según
vamos subiendo, la niebla va quedando por debajo y vemos todo
el barranco de Cazadores relleno con un mar de nubes.
Traspasamos
el Almendrón, bajamos al Collado de la Mina de la Buena Fe y empezamos a
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ascender hacia el Nido de Buitre. Cerca de su cumbre ya tenemos una visión
completa de
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los Tajos del Sol. A nuestro frente vemos el largo muro pétreo
donde nos han indicado que está la cueva y con los prismáticos oteamos la
ladera en busca de un indicio de abertura.
Podemos distinguir claramente una
mancha negra que podría ser una cueva, justamente delante de nosotros, parece
que está a la misma altura a que nos encontramos (1.560 m) y decidimos ir a
investigar. Desde aquí ya no hay sendero evidente, tendremos que ir por
intuición salvando la espesa vegetación y los desniveles; nos separamos y cada
uno intenta seguir su instinto para llegar a donde adivinamos que puede estar.
A veces, las encinas impiden el paso y hay que rodearlas, otras veces sorteamos
pasos muy inclinados de incómodas piedras sueltas, pero llegamos sin problema.
Estábamos en lo cierto; lo que
divisamos desde lo lejos es la cueva que estamos
buscando. La entrada no es muy grande y enseguida se inclina hacía abajo unos
dos metros, hay que entrar casi a rastras. Hemos
traído un frontal pero, al
estar la superficie acuosa completamente quieta y transparente, no vemos el
agua hasta que casi nos caemos dentro. Pero si, allí está, un abrevadero de
transparente y pura agua en el interior de un recoveco rocoso. Aunque siempre
va a coger a trasmano de cualquier sendero, en un apuro puede venir bien saber
de su existencia y ubicación.
Desde
la misma entrada de la cueva y un poco por abajo, hemos visto algo que se
parecía a una construcción. Decidimos ir a comprobarlo. Efectivamente es una
pequeña edificación rectangular construida aprovechando un saliente en la
pared. Está formada por tres gruesos muros de piedras en escalera que se apoyan
sobre la roca madre, más bien parece un lugar donde pernoctar. ¿Será la “Mina
de la Cruz” que sale en nuestro mapa a unos 200 metros de aquí? No tenemos ni
idea lo que puede ser ni para lo que servía. Especulamos que fuera el lugar
donde descansaban los trabajadores de la Mina y, siguiendo las indicaciones de
nuestro mapa, procedemos a la búsqueda de la dichosa mina. No la encontramos
aunque está indicada en el mapa, así que decidimos dar por finalizada esta pequeña
investigación (el tiempo se nos echa encima), al menos con la satisfacción de
haber encontrado el agua.
Emprendemos
el regreso bajando por la empinada torrentera que constituye el Barranco de la
Charca. Destrepamos con mucho cuidado por entre grandes rocas y piedras
sueltas. La inclinación del barranco hace que en poco recorrido bajemos muchos
metros. Pronto
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desembocamos en el Barranco de Cazadores donde nos vuelve a
recibir la densa niebla que
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no se ha disipado en todo el día. El resto del
camino de vuelta nos es de sobra conocido así que, sin apenas parar, volvemos
hasta el Pinarillo por la vereda de las Minas, atravesando
las húmedas nubes
que cubren el escarpado barranco. Ya en la pista volvemos a “volar” a un ritmo
muy ligero. Entre el cielo cubierto y la llegada de la noche la luz pierde
intensidad y llegamos hasta el vehículo casi a oscuras entre charlas de nuevas
excursiones.
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Texto y Fotografías: Arielle & Enric
Podéis bajar la ruta para gps en el siguiente enlace:
Por unos errores técnicos no disponemos de muchos de los datos que habitualmente facilitamos sobre el recorrido de la ruta, aunque los más relevante si os lo podemos facilitar:
Distancia total recorrida: 21,84 km
Desnivel positivo: 1.576 m
El tiempo empleado fue de unas nueve horas aproximadamente.
Buena ruta y bien explicada, debia ser interesante el descubrir donde se encuentra esa mina y tambien apasionante el descubrir la gruta, a buen seguro escondite de bandoleros en la epoca del Pernales, me gusta gracias, buenas fotos. kike
ResponderEliminarPues sí que resulta útil saber de esa fuente de agua, aunque el lugar quede un poquillo a trasmano de las rutas principales...
ResponderEliminarLas fotos con la niebla son dignas de una película de Harry Potter, qué bonitas!
Es preciós,
ResponderEliminarels fotos i el texte
una meravellosa natura
Preciosas las fotos, la explicación, y la ruta.
ResponderEliminarEs bueno saber que el agua esta ahi y la localización de la cueva.