domingo, 13 de noviembre de 2011

Cañones de Río Verde


La diversidad de paisajes que encierra el Parque Natural de Sierras de Tejera, Almijara y Alhama es inacabable. La gran extensión que ocupa este sistema montañoso, su elevada pluviometría, combinada con su peculiar geología y altitud, permite la formación de una extensa red fluvial. De entre los muchos ríos, arroyos y fuentes que nos ofrece la sierra cabe destacar, por su espectacularidad, el Río Verde.


Alimentado por los Barrancos de los Chortales, de los Madroñales y de las Chorreras, este espléndido río de montaña, con caudal permanente, debe su nombre a la transparencia de sus aguas y a la riqueza y frondosidad de sus bosques de ribera. Estas formaciones


vegetales constituyen una de las zonas de mayor biodiversidad en el SE Ibérico. En ellas podemos observar magníficos restos de uno de los ecosistemas más exclusivos: el bosque


mediterráneo. Considerado como una de las joyas paisajísticas, este conjunto de cortados, 

desfiladeros y cañones de origen cárstico, dan cobijo a tan singular bosque en donde se mantiene gran número de especies botánicas exclusivas. La multitud de acantilados, 


despeñaderos, escarpaduras y precipicios hospedan a una variada presencia de aves. Cabe destacar el grupo de las rapaces por su diversidad. Junto al Águila Real, se ha censado el Águila perdicera, el Águila culebrera, el Halcón peregrino, Cernícalos y Búho Real. Tampoco debemos olvidar la prodigiosa geología de la zona, las tobas calcáreas formadas por la acción del agua, las formaciones de travertino, estalactitas, estalagmitas y los fenómenos cársticos que imprimen esa pátina de sofisticación a este conjunto de cañones.


El difícil acceso y su actual protección dentro del parque, ha facilitado la permanencia de estos fascinantes espacios. En los cañones se practica el barranquismo (previa autorización), siendo el enclave más famoso y conocido de Andalucía. En verano estos barrancos suelen atraer a gran número de visitantes, sus transparentes pozas emplazan al baño a excursionistas y barranquistas, que llenan estos ásperos barrancos casi masivamente.
No resulta del todo de nuestro agrado, pero es lo que hay.


El sendero comienza en el punto kilométrico 28,7 de la carretera A-4050 que comunica Almuñécar con Granada pasando por Otívar. Esta vía es conocida popularmente como “Carretera de la Cabra”.


En el lateral de poniente hay un cartel informativo donde se explican algunos aspectos de este sendero. Podemos dejar los vehículos en unas ampliaciones del arcén.

Esta es una ruta de fácil recorrido, idóneo para un paseo mañanero en un día festivo como éste. El tiempo soleado y algo fresco favorece el transitar. Nos espera una agradable ruta, ideal para el disfrute de los sentidos y nada exigente.
Comenzamos a caminar (9:15 h – 1.050 m – 0,0 km – 00:00 h), el sendero empieza ascendiendo unos escalones de piedra, toma dirección W-SW flanqueando la ladera norte del Cerro Martos (1.221 m) en un continuo sube y baja. La poca elevación del sol hace que todo este largo tramo lo caminemos a la sombra. Nos movemos entre una vegetación modelada por el fuego. Domina el paisaje un matorral mixto con jaras, aulagas, romeros, enebros y demás yerbas. Esporádicos pinos carrascos y pinos resineros, salpican acá y allá. Alguna encina y los raros madroños adornan con sus rojos


frutos algún punto del sendero. La vereda está muy bien acondicionada y en su travesía podemos disfrutar de largas vistas panorámicas. Por nuestra derecha vemos unos espectaculares riscos calizos denominados “Los Poyos del Pescado”, antiguo paso de


caballerías. Hacia el noroeste destaca el inconfundible Pico Lopera (1.485 m), mientras que hacia poniente una sucesión de cerros culmina en la lejanía con la figura de la Navachica (1.837 m).


Vemos barrancos de fondo blanco donde la erosión del frágil substrato dolomítico deposita enormes cantidades de blancas arenas y redondeados cantos. Tras casi una hora de

camino comienza una prolongada y empinada bajada de fácil paso por la creación de una línea de escalones artificiales que aprovechan el terreno rocoso. Hay algunos asideros de cable metálico que solucionan posibles dificultades. El paso de esta escarpadura desemboca en una de las más espectaculares y conocidas caídas de agua: la Cascada de los Árboles petrificados o Chorreras de los Palos (10:10 h – 780 m – 2,39 km – 00:55 h). Se trata de un espectacular salto de agua revestido de antiguos troncos de pino mineralizados por el carbonato cálcico disuelto en el agua. Por la derecha de esta cascada una corta trocha nos permite el acceso a una cueva donde podemos contemplar preciosas estalactitas y estalagmitas.





















La senda continua cruzando la pequeña poza que se ha formado delante de la cascada, va bordeando la ladera sur del Cerro Pescadores (983 m) para desplomarse nuevamente hacia el fondo del barranco. Cruzamos el lecho del río y continuamos el sendero por la margen izquierda del arroyo, lo volvemos a cruzar para conectar con una amplia pista que se aleja un poco del cauce del río. En su corto ascenso nos permite contemplar las espectaculares caídas de agua provenientes de la Pantaneta de Funes. Son una auténtica gozada para la





















vista, una especie de rebosadero de agua que se derrama por el cerro rocoso en una colección de saltos, cascadas y caídas de singular belleza. El carril sigue en descenso declinando para alcanzar nuevamente el curso del río (11:00 h – 660 m - 2,39 km – 01:45 h).


Continuamos por la otra ribera. Seguimos una pista que asciende alejándose del riachuelo. Proseguimos ahora a una altura considerable del lecho del río recorriendo las lomas del Cerro Gitano hasta tropezar con la bifurcación que a través de la frondosidad que el bosque 


mediterráneo ofrece nos devuelve hasta el fondo del barranco, punto final de este recorrido (12:00 h – 555 m - 5,74 km – 02:45 h). En un paraje idílico con una sucesión de transparentes pozas y una cercana caída de agua encerrada entre altos y sombríos 


acantilados nos detenemos para comer. Fotos, risas y emoción son los aliños de la comida. Tras 34 min. de parada, decidimos regresar. El camino de vuelta es el mismo. La charla anima el regreso, entre imágenes de cascadas, el graznido de alguna águila que otea desde lo alto y el rumor del agua en su eterno descenso, casi sin darnos cuenta estamos de regreso (14:38 h – 1.050 m – 11,45 km – 05:23 h).
Precioso pateo fácil, sin exigencias y muy apto para el disfrute familiar.
Esta excursión la realizamos el 1 de noviembre de 2011.


Los datos finales son como siguen:
Longitud total: 11,45 km
Desnivel acumulado: 906 m
Tiempo Total empleado: 05:23 h
Tiempo en movimiento: 03:22 h
Tiempo parados: 02:01 h
Velocidad media en movimiento: 3,4 km/h

Podéis descargaros la ruta para GPS en el siguiente enlace:

Texto y Fotografías: Arielle & Enric

4 comentarios:

  1. Qué fotos tan bonitas, y eso que la realidad en este caso, supera a la ficción.

    Solamente he ido una vez a Río Verde, y estaba lleno de gente bañándose en cada rincón del río, en cada poza, y los que no se bañaban estaban con los neoprenos y las cuerdas, colgando de los cañones.

    Qué buena idea ir por allí cuando no hace calor, jajaja...

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  2. Buenas tardes, que buena pinta tiene esta rutita, una pregunta, ¿en algún momento hay que pisar agua? es para ir preparado. gracias

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    1. Hola, la rutilla es fácil, cómoda y muy agradable, en principio no se tiene que pisar agua. Bueno en alguna ocasión hay que atravesar el cauce del río y depende de como venga de caudaloso habrá que tener cuidado de no mojarse. De todas maneras es una ruta que para la primavera tardía o principios de verano es agradable un buen baño. Espero que la disfrutéis si finalmente os decidís realizar.

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  3. cuidado los fines de semana rompen los cristales de los coches en ese punto y en algunos casos pinchan las ruedas.

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