domingo, 19 de febrero de 2012

Lucero Extreme


La piramidal forma del Lucero se alza frente a nosotros bajo el traslúcido cielo azul, su


abrupta y empinada vertiente oriental nos fascina. Nos miramos sin decir nada aunque


ambos pensamos lo mismo. Sin senderos evidentes y con esa pátina de agreste aspereza embriaga nuestra imaginación. Hace ya tiempo que deseamos abordar por esta falda la ascensión a su cumbre. Estudiando los mapas diseñamos un itinerario que satisfaga esta aspiración y además, que nos sea suficientemente seductor. Como siempre será otro alpargatazo, se está convirtiendo ya en nuestro sello.
La ruta parte desde el Acebuchal (490 m), pasamos por la Venta de Jaro o de Cebollero (610 m), atravesamos el Barranco del Mármol para ascender hasta el Collado Blanquilla (820 m) y desde aquí por la pista alcanzar Venta Panaderos (885 m). Torcemos al norte para ladear la Venta de las Angustias (1.185 m) y alcanzar el Puerto de Frigiliana (1.245 m). Continuamos por un tramo del sendero de los Resineros para ascender la ansiada vertiente oriental del Lucero (1.774 m).


 
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El descenso lo realizaremos buscando el Coladero de Los Mosquitos (1.635 m) y Puerto Llano (1.550 m) para girar en dirección sur donde, después de crestear por los espléndidos Tajos de los Civiles (1.401 m), descender a través del Collado de los Civiles (1.280 m) hasta el Cortijo del Mirlo (900 m). Desde aquí, por la pista, bajaremos hasta el Collado de Páez Blanca (750 m) y cerramos el círculo volviendo al Acebuchal (490 m).



Es sábado, una agradable mañana de febrero de 2012. El día nos recibe con un ligero viento de poniente sin demasiados fríos. La esperanza de que el tiempo nos regale un radiante día nos alienta a ponernos en camino.


 
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Como siempre llegamos más tarde de lo esperado al punto de salida. El cómo llegar hasta el lugar del Acebuchal lo hemos descrito en varias ocasiones, podéis consultar cualesquiera de esos relatos.
Aparcamos el coche junto al barranco del Acebuchal, la umbría del lugar favorece que empecemos con más fresco del deseado (490 m – 00,00 km – 09:20 h – 00:00 h). Esta primera parte del trayecto la conocemos de sobra por lo que caminamos con rapidez por el frondoso lecho de un arroyo que rara vez hemos visto con agua. También en esta ocasión está seco, al igual que toda la montaña; está como pidiendo lluvia a gritos.  Pronto accedemos a la Venta de Jaro o de Cebollero (610 m – 01,29 km – 09:38 h – 00:18 h). Unas




nubes lenticulares cubren el incipiente sol. Tras el barranco del Mármol alcanzamos el Collado Blanquilla (820 m – 03,60 km – 10:10 h – 00:50 h), por el tiempo empleado vemos que hemos subido como posesos, para entrar en calor. Las dichosas nubes siguen impidiendo el paso a los reconfortantes rayos del sol. Al atravesar el collado tenemos a la


 
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vista las magníficas estampas del Cerro de Venta Panaderos (1.687 m) y el Lucero (1.774 m). Marchamos rápidos por la pista al tiempo que desaparecen definitivamente las nubes y el calor del sol templa los cuerpos. Al poco de llegar a la base de Venta Panaderos (885 m – 06,44 km – 10:55 h – 01:35 h) se levanta un suave viento de NW, presagio de peores ráfagas hacia lo alto. Hacemos una primera parada junto al lecho del Arroyo del Caracolillo. Tomamos algo de fruta mientras comentamos la siguiente parte del trayecto.


 
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Sin más pausa, proseguimos. Después de un corto tramo por la pista, giramos dirección NE por el sendero del Puerto de Frigiliana. La vereda se eleva con rapidez ladeando




diagonalmente la boscosa ladera, otro giro y coronamos un collado entre un pasillo de verticales paredes calcáreas como talladas a pico. Esta zona es conocida como Los Arrastraderos. De un salto cruzamos el barranco de las Angustias, doblamos bruscamente a poniente para, por entre un descarnado barranco, acceder hasta la derruida Venta de las




Angustias. Un falso llano y una última subida y ya estamos en el Puerto de Frigiliana (1.245 m – 09,04 km – 12:05 h – 02:45 h). Este altozano de grandiosas vistas nos recibe con un frío


 
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viento ennortado que hace que arrebujemos nuestros cuerpos con más ropa. Después de las




pertinentes fotos partimos, el uno detrás del otro por el sendero de los resineros hasta




llegar a la base de la vertiente oriental del Lucero. Imponente estampa tenemos a nuestro frente. Volvemos a mirarnos; ¡a por él con decisión!



Dejamos el sendero para empezar a trepar por la ladera. Con intuición, buscando los pasos más claros de vegetación, subimos diagonalmente hasta acometer el pedregoso lecho de un




barranco que aparece por nuestra derecha. La inclinación supera por momentos el 50% y se hace penoso el andar. Alcanzamos una pedrera cerca de los últimos contrafuertes.




Procuramos andar juntos, oteamos, estudiamos y decidimos por donde seguir. La ladera se resiste a veces, nos tira piedras pero logramos esquivarlas bien. Con tiento pero también firmeza vamos subiendo y alcanzamos la última parte por el pedregoso lecho de una torrentera. Ascendemos pegados por el lateral de una escarpada pared, avanzando con




dificultad por piedras y más piedras; todas sueltas y muchas rodando, poniendo en peligro




el segundo de la “cordada”. Sin previo aviso llegamos a la cumbre; lo hicimos, se puede


 
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hacer, es dura esta subida y no exenta de peligro, pero posible. Estamos en la cima del





Lucero (1.774 m – 10,97 km – 14:05 – 04:45 h). Hemos tardado unas dos horas en recorrer este escaso kilómetro y medio que separa el Puerto de Frigiliana de la cima del Lucero. El




gélido viento hace que nos refugiemos entre las paredes del derruido cuartel. Cuando queremos abrigarnos Arielle se da cuenta de que ha perdido su forro en la subida, ¡que contrariedad! No vamos a retornar a buscarlo, aunque enseguida estamos maquinado volver la semana que viene a buscar la chaqueta. ¿Acaso alguien, en la próxima semana, va a subir por semejante ladera empinada?



 La vertiente norte aparece congelada. La helada nieve salpica aquí y allá los claros del matorral. 
Después de tomarnos un bocata descendemos por el sendero habitual. Desde arriba vemos




que una parte importante de la vereda está cubierta de una placa de hielo y un grupito de gente pasándolo mal al pasar. ¡Habrá que tomar precauciones! En nada de tiempo pasamos




junto al Coladero de los Mosquitos y alcanzamos la parte helada. Con mucha cautela y asegurando los pasos recorremos esta parte del sendero y sin contratiempos llegamos hasta el gran collado de Puerto Llano. Por este abierto collado se cuela un gélido viento a pesar del agradable sol del atardecer. Tomamos dirección sur sin sendero evidente y con la vista




puesta en la vereda que asoma unos cien metros más abajo. Descendemos a ojo por entre




blancas torrenteras que la erosión causa sobre este blando substrato dolomítico. Una vez en la senda, la continuamos en dirección sur. Este sendero resulta muy evidente y no tiene




pérdida. El derrotero que sigue es un constante subir y bajar. El trazado sigue una línea de




cumbres conocidas como Tajos o Crestas de los Civiles. Las vistas son magníficas a ambos lados. Por poniente el Arroyo del Mirlo nos separa del cercano Tajo de la cueva del Daire y los Tajos de la Mata, por estas laderas cubiertas de un frondoso pinar vemos como


 
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zigzaguea un sendero. Hacia levante, el Arroyo Bartolo separa estas crestas del empinado Cerro de Venta Panaderos, vemos el cerro de El Cisne y hacia el horizonte destaca la cadena de la Navachica y los Pelaos con el alto del Cielo por el SE. Continuamos con un




constante ascender – descender. Al coronar un último colladillo ya vemos cercano el Collado de los Civiles (1.281 m – 13,79 km – 16:21 h – 07:01 h). Desde aquí el camino


 
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desciende bruscamente en dirección SW. Nuestra posición a sotavento hace que esta parte del recorrido sea bastante cálida, la soleada tarde templa el ambiente. Nos quitamos ropa mientras vamos bajando esta abrupta ladera. En el fondo discurre el arroyo del Mirlo.




Finalmente alcanzamos el destrozado Cortijo del Mirlo, (905 m – 15,38 km – 17:00 h – 07:40 h), cubierto de matorral y casi desaparecido, engullido por la pujante vegetación.




Un poco más abajo alcanzamos la pista. Tenemos a tiro de piedra el Cortijo del Daire por poniente, pero la inminente llegada de la noche nos hace desistir de la idea de una visita,




lo dejaremos para otra ocasión. Marchamos rápido por este amplio camino. Por nuestra derecha fluyen las aguas del arroyo del Barranco Moreno. Tras una pronunciada curva del camino llegamos hasta el cruce de Puerto Páez Blanca (750 m – 19,77 km – 18:01 h – 08:41 h). El trayecto gira a levante dejando a nuestro frente la cumbre de El Fuerte. Con otro




pronunciado descenso dejamos atrás la Venta Cebollera y cerramos el círculo por el barranco del Acebuchal hasta la misma entrada de la aldea donde dejamos esta mañana nuestro vehículo (490 m – 22,87 km – 18:40 h – 09:22 h).



Tras más de nueve horas transitando por esta solitaria y agreste parte de la Almijara, no dejamos de admirar su extraordinaria hermosura. Reconocemos cada vez más su valor paisajístico y el esfuerzo que supone recorrer sus abruptos senderos siempre nos trae a la




mente las viejas historias de aquellos pobladores cuya dura vida  transcurrió por estos parajes. Suponemos que todos ellos llegaron a amar (cada uno a su modo) esta ruda tierra de abruptos escarpes, piedras y más piedras y duras rocas pero de una belleza abrumadora.


Los datos finales son como siguen:
Distancia total recorrida: 22,87 km
Tiempo total empleado: 09:22 h
Tiempo en movimiento: 06:42 h
Tiempo parados: 02:40 h
Velocidad media en movimiento: 3,4 km/h
Desnivel total acumulado: 1.602 m

Podéis bajaros esta ruta para GPS en la siguiente dirección de wikiloc:
Texto y fotografías: Arielle & Enric

2 comentarios:

  1. Impresionante la ruta, el relato, las fotos...Da la impresión de que cada vez teneis menos límites! En cada salida vais subiendo el listón.
    Enhorabuena por esta ruta tan bonita y tan exigente.
    Leeros me anima a hacer rutas semejantes...o, definitivamente, me desanima ;)

    Todas las fotos son espectaculares, pero la que más me ha gustado es la de los dos, tan contentos, en lo alto del Lucero.
    Seguid así...!

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  2. Qué lugares tan espectaculares. Imágnes maravillosas. Qué colores. Qué aventura. Y...qué envidia.
    Un beso fuerte y seguid disfrutando!
    xxx Guidy

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