La
piramidal forma del Lucero se alza frente a nosotros bajo el traslúcido cielo
azul, su
abrupta y empinada vertiente oriental nos fascina. Nos miramos sin
decir nada aunque
ambos pensamos lo mismo. Sin senderos evidentes y con esa pátina de agreste aspereza embriaga nuestra imaginación. Hace ya tiempo que deseamos abordar por esta falda la ascensión a su cumbre. Estudiando los mapas diseñamos un itinerario que satisfaga esta aspiración y además, que nos sea suficientemente seductor. Como siempre será otro alpargatazo, se está convirtiendo ya en nuestro sello.
ambos pensamos lo mismo. Sin senderos evidentes y con esa pátina de agreste aspereza embriaga nuestra imaginación. Hace ya tiempo que deseamos abordar por esta falda la ascensión a su cumbre. Estudiando los mapas diseñamos un itinerario que satisfaga esta aspiración y además, que nos sea suficientemente seductor. Como siempre será otro alpargatazo, se está convirtiendo ya en nuestro sello.
La
ruta parte desde el Acebuchal (490 m), pasamos por la Venta de Jaro o de
Cebollero (610 m), atravesamos el Barranco del Mármol para ascender hasta el
Collado Blanquilla (820 m) y desde aquí por la pista alcanzar Venta Panaderos
(885 m). Torcemos al norte para ladear la Venta de las Angustias (1.185 m) y
alcanzar el Puerto de Frigiliana (1.245 m). Continuamos por un tramo del
sendero de los Resineros para ascender la ansiada vertiente oriental del Lucero
(1.774 m).
El descenso lo realizaremos buscando el Coladero de Los Mosquitos (1.635 m) y Puerto Llano (1.550 m) para girar en dirección sur donde, después de crestear por los espléndidos Tajos de los Civiles (1.401 m), descender a través del Collado de los Civiles (1.280 m) hasta el Cortijo del Mirlo (900 m). Desde aquí, por la pista, bajaremos hasta el Collado de Páez Blanca (750 m) y cerramos el círculo volviendo al Acebuchal (490 m).
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El descenso lo realizaremos buscando el Coladero de Los Mosquitos (1.635 m) y Puerto Llano (1.550 m) para girar en dirección sur donde, después de crestear por los espléndidos Tajos de los Civiles (1.401 m), descender a través del Collado de los Civiles (1.280 m) hasta el Cortijo del Mirlo (900 m). Desde aquí, por la pista, bajaremos hasta el Collado de Páez Blanca (750 m) y cerramos el círculo volviendo al Acebuchal (490 m).
Es
sábado, una agradable mañana de febrero de 2012. El día nos recibe con un
ligero viento de poniente sin demasiados fríos. La esperanza de que el tiempo
nos regale un radiante día nos alienta a ponernos en camino.
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Como
siempre llegamos más tarde de lo esperado al punto de salida. El cómo llegar
hasta el lugar del Acebuchal lo hemos descrito en varias ocasiones, podéis
consultar cualesquiera de esos relatos.
Aparcamos
el coche junto al barranco del Acebuchal, la umbría del lugar favorece que
empecemos con más fresco del deseado (490 m – 00,00 km – 09:20 h – 00:00 h).
Esta primera parte del trayecto la conocemos de sobra por lo que caminamos con
rapidez por el frondoso lecho de un arroyo que rara vez hemos visto con agua.
También en esta ocasión está seco, al igual que toda la montaña; está como
pidiendo lluvia a gritos. Pronto
accedemos a la Venta de Jaro o de Cebollero (610 m – 01,29 km – 09:38 h – 00:18
h). Unas
nubes lenticulares cubren el incipiente sol. Tras el barranco del Mármol alcanzamos el Collado Blanquilla (820 m – 03,60 km – 10:10 h – 00:50 h), por el tiempo empleado vemos que hemos subido como posesos, para entrar en calor. Las dichosas nubes siguen impidiendo el paso a los reconfortantes rayos del sol. Al atravesar el collado tenemos a la
vista las magníficas estampas del Cerro de Venta Panaderos (1.687 m) y el Lucero (1.774 m). Marchamos rápidos por la pista al tiempo que desaparecen definitivamente las nubes y el calor del sol templa los cuerpos. Al poco de llegar a la base de Venta Panaderos (885 m – 06,44 km – 10:55 h – 01:35 h) se levanta un suave viento de NW, presagio de peores ráfagas hacia lo alto. Hacemos una primera parada junto al lecho del Arroyo del Caracolillo. Tomamos algo de fruta mientras comentamos la siguiente parte del trayecto.
Sin más pausa, proseguimos. Después de un corto tramo por la pista, giramos dirección NE por el sendero del Puerto de Frigiliana. La vereda se eleva con rapidez ladeando
diagonalmente la boscosa ladera, otro giro y coronamos un collado entre un pasillo de verticales paredes calcáreas como talladas a pico. Esta zona es conocida como Los Arrastraderos. De un salto cruzamos el barranco de las Angustias, doblamos bruscamente a poniente para, por entre un descarnado barranco, acceder hasta la derruida Venta de las
Angustias. Un falso llano y una última subida y ya estamos en el Puerto de Frigiliana (1.245 m – 09,04 km – 12:05 h – 02:45 h). Este altozano de grandiosas vistas nos recibe con un frío
viento ennortado que hace que arrebujemos nuestros cuerpos con más ropa. Después de las
pertinentes fotos partimos, el uno detrás del otro por el sendero de los resineros hasta
llegar a la base de la vertiente oriental del Lucero. Imponente estampa tenemos a nuestro frente. Volvemos a mirarnos; ¡a por él con decisión!
nubes lenticulares cubren el incipiente sol. Tras el barranco del Mármol alcanzamos el Collado Blanquilla (820 m – 03,60 km – 10:10 h – 00:50 h), por el tiempo empleado vemos que hemos subido como posesos, para entrar en calor. Las dichosas nubes siguen impidiendo el paso a los reconfortantes rayos del sol. Al atravesar el collado tenemos a la
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vista las magníficas estampas del Cerro de Venta Panaderos (1.687 m) y el Lucero (1.774 m). Marchamos rápidos por la pista al tiempo que desaparecen definitivamente las nubes y el calor del sol templa los cuerpos. Al poco de llegar a la base de Venta Panaderos (885 m – 06,44 km – 10:55 h – 01:35 h) se levanta un suave viento de NW, presagio de peores ráfagas hacia lo alto. Hacemos una primera parada junto al lecho del Arroyo del Caracolillo. Tomamos algo de fruta mientras comentamos la siguiente parte del trayecto.
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Sin más pausa, proseguimos. Después de un corto tramo por la pista, giramos dirección NE por el sendero del Puerto de Frigiliana. La vereda se eleva con rapidez ladeando
diagonalmente la boscosa ladera, otro giro y coronamos un collado entre un pasillo de verticales paredes calcáreas como talladas a pico. Esta zona es conocida como Los Arrastraderos. De un salto cruzamos el barranco de las Angustias, doblamos bruscamente a poniente para, por entre un descarnado barranco, acceder hasta la derruida Venta de las
Angustias. Un falso llano y una última subida y ya estamos en el Puerto de Frigiliana (1.245 m – 09,04 km – 12:05 h – 02:45 h). Este altozano de grandiosas vistas nos recibe con un frío
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viento ennortado que hace que arrebujemos nuestros cuerpos con más ropa. Después de las
pertinentes fotos partimos, el uno detrás del otro por el sendero de los resineros hasta
llegar a la base de la vertiente oriental del Lucero. Imponente estampa tenemos a nuestro frente. Volvemos a mirarnos; ¡a por él con decisión!
Dejamos
el sendero para empezar a trepar por la ladera. Con intuición, buscando los
pasos más claros de vegetación, subimos diagonalmente hasta acometer el
pedregoso lecho de un
barranco que aparece por nuestra derecha. La inclinación supera por momentos el 50% y se hace penoso el andar. Alcanzamos una pedrera cerca de los últimos contrafuertes.
Procuramos andar juntos, oteamos, estudiamos y decidimos por donde seguir. La ladera se resiste a veces, nos tira piedras pero logramos esquivarlas bien. Con tiento pero también firmeza vamos subiendo y alcanzamos la última parte por el pedregoso lecho de una torrentera. Ascendemos pegados por el lateral de una escarpada pared, avanzando con
dificultad por piedras y más piedras; todas sueltas y muchas rodando, poniendo en peligro
el segundo de la “cordada”. Sin previo aviso llegamos a la cumbre; lo hicimos, se puede
hacer, es dura esta subida y no exenta de peligro, pero posible. Estamos en la cima del
Lucero (1.774 m – 10,97 km – 14:05 – 04:45 h). Hemos tardado unas dos horas en recorrer este escaso kilómetro y medio que separa el Puerto de Frigiliana de la cima del Lucero. El
gélido viento hace que nos refugiemos entre las paredes del derruido cuartel. Cuando queremos abrigarnos Arielle se da cuenta de que ha perdido su forro en la subida, ¡que contrariedad! No vamos a retornar a buscarlo, aunque enseguida estamos maquinado volver la semana que viene a buscar la chaqueta. ¿Acaso alguien, en la próxima semana, va a subir por semejante ladera empinada?
barranco que aparece por nuestra derecha. La inclinación supera por momentos el 50% y se hace penoso el andar. Alcanzamos una pedrera cerca de los últimos contrafuertes.
Procuramos andar juntos, oteamos, estudiamos y decidimos por donde seguir. La ladera se resiste a veces, nos tira piedras pero logramos esquivarlas bien. Con tiento pero también firmeza vamos subiendo y alcanzamos la última parte por el pedregoso lecho de una torrentera. Ascendemos pegados por el lateral de una escarpada pared, avanzando con
dificultad por piedras y más piedras; todas sueltas y muchas rodando, poniendo en peligro
el segundo de la “cordada”. Sin previo aviso llegamos a la cumbre; lo hicimos, se puede
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hacer, es dura esta subida y no exenta de peligro, pero posible. Estamos en la cima del
Lucero (1.774 m – 10,97 km – 14:05 – 04:45 h). Hemos tardado unas dos horas en recorrer este escaso kilómetro y medio que separa el Puerto de Frigiliana de la cima del Lucero. El
gélido viento hace que nos refugiemos entre las paredes del derruido cuartel. Cuando queremos abrigarnos Arielle se da cuenta de que ha perdido su forro en la subida, ¡que contrariedad! No vamos a retornar a buscarlo, aunque enseguida estamos maquinado volver la semana que viene a buscar la chaqueta. ¿Acaso alguien, en la próxima semana, va a subir por semejante ladera empinada?
La vertiente norte aparece congelada. La
helada nieve salpica aquí y allá los claros del matorral.
Después
de tomarnos un bocata descendemos por el sendero habitual. Desde arriba vemos
que una parte importante de la vereda está cubierta de una placa de hielo y un grupito de gente pasándolo mal al pasar. ¡Habrá que tomar precauciones! En nada de tiempo pasamos
junto al Coladero de los Mosquitos y alcanzamos la parte helada. Con mucha cautela y asegurando los pasos recorremos esta parte del sendero y sin contratiempos llegamos hasta el gran collado de Puerto Llano. Por este abierto collado se cuela un gélido viento a pesar del agradable sol del atardecer. Tomamos dirección sur sin sendero evidente y con la vista
puesta en la vereda que asoma unos cien metros más abajo. Descendemos a ojo por entre
blancas torrenteras que la erosión causa sobre este blando substrato dolomítico. Una vez en la senda, la continuamos en dirección sur. Este sendero resulta muy evidente y no tiene
pérdida. El derrotero que sigue es un constante subir y bajar. El trazado sigue una línea de
cumbres conocidas como Tajos o Crestas de los Civiles. Las vistas son magníficas a ambos lados. Por poniente el Arroyo del Mirlo nos separa del cercano Tajo de la cueva del Daire y los Tajos de la Mata, por estas laderas cubiertas de un frondoso pinar vemos como
zigzaguea un sendero. Hacia levante, el Arroyo Bartolo separa estas crestas del empinado Cerro de Venta Panaderos, vemos el cerro de El Cisne y hacia el horizonte destaca la cadena de la Navachica y los Pelaos con el alto del Cielo por el SE. Continuamos con un
constante ascender – descender. Al coronar un último colladillo ya vemos cercano el Collado de los Civiles (1.281 m – 13,79 km – 16:21 h – 07:01 h). Desde aquí el camino
desciende bruscamente en dirección SW. Nuestra posición a sotavento hace que esta parte del recorrido sea bastante cálida, la soleada tarde templa el ambiente. Nos quitamos ropa mientras vamos bajando esta abrupta ladera. En el fondo discurre el arroyo del Mirlo.
Finalmente alcanzamos el destrozado Cortijo del Mirlo, (905 m – 15,38 km – 17:00 h – 07:40 h), cubierto de matorral y casi desaparecido, engullido por la pujante vegetación.
Un poco más abajo alcanzamos la pista. Tenemos a tiro de piedra el Cortijo del Daire por poniente, pero la inminente llegada de la noche nos hace desistir de la idea de una visita,
lo dejaremos para otra ocasión. Marchamos rápido por este amplio camino. Por nuestra derecha fluyen las aguas del arroyo del Barranco Moreno. Tras una pronunciada curva del camino llegamos hasta el cruce de Puerto Páez Blanca (750 m – 19,77 km – 18:01 h – 08:41 h). El trayecto gira a levante dejando a nuestro frente la cumbre de El Fuerte. Con otro
pronunciado descenso dejamos atrás la Venta Cebollera y cerramos el círculo por el barranco del Acebuchal hasta la misma entrada de la aldea donde dejamos esta mañana nuestro vehículo (490 m – 22,87 km – 18:40 h – 09:22 h).
que una parte importante de la vereda está cubierta de una placa de hielo y un grupito de gente pasándolo mal al pasar. ¡Habrá que tomar precauciones! En nada de tiempo pasamos
junto al Coladero de los Mosquitos y alcanzamos la parte helada. Con mucha cautela y asegurando los pasos recorremos esta parte del sendero y sin contratiempos llegamos hasta el gran collado de Puerto Llano. Por este abierto collado se cuela un gélido viento a pesar del agradable sol del atardecer. Tomamos dirección sur sin sendero evidente y con la vista
puesta en la vereda que asoma unos cien metros más abajo. Descendemos a ojo por entre
blancas torrenteras que la erosión causa sobre este blando substrato dolomítico. Una vez en la senda, la continuamos en dirección sur. Este sendero resulta muy evidente y no tiene
pérdida. El derrotero que sigue es un constante subir y bajar. El trazado sigue una línea de
cumbres conocidas como Tajos o Crestas de los Civiles. Las vistas son magníficas a ambos lados. Por poniente el Arroyo del Mirlo nos separa del cercano Tajo de la cueva del Daire y los Tajos de la Mata, por estas laderas cubiertas de un frondoso pinar vemos como
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zigzaguea un sendero. Hacia levante, el Arroyo Bartolo separa estas crestas del empinado Cerro de Venta Panaderos, vemos el cerro de El Cisne y hacia el horizonte destaca la cadena de la Navachica y los Pelaos con el alto del Cielo por el SE. Continuamos con un
constante ascender – descender. Al coronar un último colladillo ya vemos cercano el Collado de los Civiles (1.281 m – 13,79 km – 16:21 h – 07:01 h). Desde aquí el camino
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desciende bruscamente en dirección SW. Nuestra posición a sotavento hace que esta parte del recorrido sea bastante cálida, la soleada tarde templa el ambiente. Nos quitamos ropa mientras vamos bajando esta abrupta ladera. En el fondo discurre el arroyo del Mirlo.
Finalmente alcanzamos el destrozado Cortijo del Mirlo, (905 m – 15,38 km – 17:00 h – 07:40 h), cubierto de matorral y casi desaparecido, engullido por la pujante vegetación.
Un poco más abajo alcanzamos la pista. Tenemos a tiro de piedra el Cortijo del Daire por poniente, pero la inminente llegada de la noche nos hace desistir de la idea de una visita,
lo dejaremos para otra ocasión. Marchamos rápido por este amplio camino. Por nuestra derecha fluyen las aguas del arroyo del Barranco Moreno. Tras una pronunciada curva del camino llegamos hasta el cruce de Puerto Páez Blanca (750 m – 19,77 km – 18:01 h – 08:41 h). El trayecto gira a levante dejando a nuestro frente la cumbre de El Fuerte. Con otro
pronunciado descenso dejamos atrás la Venta Cebollera y cerramos el círculo por el barranco del Acebuchal hasta la misma entrada de la aldea donde dejamos esta mañana nuestro vehículo (490 m – 22,87 km – 18:40 h – 09:22 h).
Tras
más de nueve horas transitando por esta solitaria y agreste parte de la
Almijara, no dejamos de admirar su extraordinaria hermosura. Reconocemos cada
vez más su valor paisajístico y el esfuerzo que supone recorrer sus abruptos
senderos siempre nos trae a la
mente las viejas historias de aquellos pobladores cuya dura vida transcurrió por estos parajes. Suponemos que todos ellos llegaron a amar (cada uno a su modo) esta ruda tierra de abruptos escarpes, piedras y más piedras y duras rocas pero de una belleza abrumadora.
mente las viejas historias de aquellos pobladores cuya dura vida transcurrió por estos parajes. Suponemos que todos ellos llegaron a amar (cada uno a su modo) esta ruda tierra de abruptos escarpes, piedras y más piedras y duras rocas pero de una belleza abrumadora.
Distancia total
recorrida: 22,87 km
Tiempo total
empleado: 09:22 h
Tiempo en
movimiento: 06:42 h
Tiempo parados:
02:40 h
Velocidad media en
movimiento: 3,4 km/h
Desnivel total
acumulado: 1.602 m
Podéis bajaros esta
ruta para GPS en la siguiente dirección de wikiloc:
Texto y
fotografías: Arielle & Enric
Impresionante la ruta, el relato, las fotos...Da la impresión de que cada vez teneis menos límites! En cada salida vais subiendo el listón.
ResponderEliminarEnhorabuena por esta ruta tan bonita y tan exigente.
Leeros me anima a hacer rutas semejantes...o, definitivamente, me desanima ;)
Todas las fotos son espectaculares, pero la que más me ha gustado es la de los dos, tan contentos, en lo alto del Lucero.
Seguid así...!
Qué lugares tan espectaculares. Imágnes maravillosas. Qué colores. Qué aventura. Y...qué envidia.
ResponderEliminarUn beso fuerte y seguid disfrutando!
xxx Guidy