Hemos
vuelto a las “andadas” tras una larga parada debido a las fiestas navideñas,
ésta es la excusa claro. Lo cierto es que hemos holgazaneado más de la cuenta
con este pobre pretexto y, de paso, nos hemos echado unos kilillos de más al
cuerpo. Ahora habrá, de nuevo, que patear por esos riscos para ir desengrasando
y poniendo a tono la maquinaria que se ha vuelto un poco pesada.
Ante
la ausencia de mi compañera Arielle, retenida en Granada por asuntos familiares
y personales, echo mano de mi hijo Enric para esta excursión.
Nos
proponemos empezar el año con una magnífica marcha que nos hará recorrer una
importante parte de la Sierra de la Serrella, en el norte de la provincia de
Alicante.
La
Serrella es, muy probablemente, la sierra más atractiva y atrayente del entorno
alicantino, también es la más desconocida, abrupta, solitaria y sorprendente.
Se trata de una anticlinal calcáreo con una leve forma en arco y de orientación
este – oeste. Está coronada por cuatro notables cimas que sobrepasan los mil
trescientos metros. A saber, de oeste a este: El Alt de la Serrella o Recingle
Alt (1.359 m), L’Heura o Mallà de les Cigales (1.351 m), El Plà de la Casa
(1.379 m) y la Mallà del Llop (1.361 m). La sierra presenta un relieve muy
agreste con dos vertientes muy diferenciadas. Las laderas sur caen en
imponentes acantilados verticales en cuya base se extienden grandes pedreras
que marginan el bosque a lugares muy concretos. Descienden sus lomas entre
tupidos pinares hasta cerca de los 300 m en el Pantano de Guadalest. Entre ésta
y la vecina Sierra Aitana
se forma un alargado valle donde se sitúan pequeñas
poblaciones de sugerentes nombres: Guadalest, Benimantell, Beniardá, Benifato,
Abdet y Confrides. La vertiente norte desciende con más suavidad hasta los 600
m. Sus laderas, menos abruptas y más húmedas, albergan buenas formaciones
boscosas mixtas de pinos y encinas, bordeados por extensos campos de olivos y
almendros. En los lugares menos expuestos y más húmedos todavía se mantienen
retazos del antiguo bosque mixto con arces (Acer opalus subsp granatense),
fresnos de flor (Fraxinus ornus), algún tejo (Taxus baccata) y las únicas citas
alicantinas del acebo (Ilex aquifolium). Las poblaciones más próximas en esta vertiente
son: Fageca,
Famorca y Quatretondeta. Esta última, emblemática población, es
conocida por la presencia de unas fascinantes agujas calcáreas verticales, “Els
Frares”, labrados a base de agua y hielo y que constituyen la más significativa
manifestación geológica de la sierra.
La
marcha la realizamos desde Quatretondeta, a la cual llegamos desde Alicante por
la autovía A-7 dirección Alcoy. Tomamos la salida 796 dirección Benilloba para
enlazar con la CV-790. En el siguiente cruce tomamos izquierda CV-706 dirección
Millena, para empalmar poco después con la CV-710 dirección Gorga. Desde aquí
por la CV-754 llegamos hasta Quatretondeta.
En
la misma entrada de la población por la derecha parte un carril, inicialmente
asfaltado, que lleva hasta un depósito de agua, donde podremos dejar los
vehículos. Al inicio del carril veremos información sobre varias rutas que
parten desde este punto. Desde el aparcamiento, el carril se vuelve pista bien
pisada y fácil de andar. Desde aquí ya son bien visibles “Els Frares de
Quatretondeta” como unos esbeltos pináculos calcáreos situados a mitad de la
ladera norte del “Alt de la Serrella”.
Son
las 8:50 cuando comenzamos el pateo, 2º C marca el termómetro. Aun encontramos
charcos congelados. Enric con una buena gripe se emboza bien para protegerse
del frío matinal. Al poco, en un primer cruce del camino tropezamos con la
Carrasca de la Tía
Sofía, un hermoso ejemplar varias veces centenario de
obligada foto. Seguimos la pista por la izquierda la cual serpentea entre olivos y
almendros. En un segundo cruce tomamos derecha, una gran piedra al pie del
camino nos indica la dirección. Tras 2,2 km alcanzamos
la Font de l’Espinal o
Font dels Frares, reconocible por la presencia de un curioso almendro totalmente curvo y apuntalado para que no caiga. En esta primera parte,
el
trayecto está señalizado con las típicas franjas blanca y amarilla del PR-24,
el cual seguiremos hasta la cumbre del Plà de la Casa. Ahora el camino empieza a
ascender y termina la pista que enlaza con un sendero que zigzaguea por entre
el pinar. La pendiente se refuerza al salir del bosque para toparnos con una
pedrera por la que andamos hasta la base del roquedo. Otro corto zigzagueo en
dirección SE y enfilamos la ladera oriental del cerro dejando a nuestra
izquierda el profundo Barranco Hondo. Al poco accedemos hasta la Font Roja o
Font del Cirer (3,4 Km). Hacemos una parada para retomar el resuello. Esta
fuente es más una toma de agua canalizada con una construcción cerrada (que
protege el pozo donde está la toma), un banco y un abrevadero por todo
equipamiento. Nos tomamos unos minutos para recuperar el aliento, bebemos un
poco de agua (hoy la fuente sólo
ofrece un hilillo) y continuamos en dirección S por una amplia pista. A unos 350 m, por nuestra izquierda (dirección SE), parte un sendero señalizado que atraviesa un falso llano
tapizado por un claro pinar que en esta época encontramos alfombrado de margaritas (Bellis sylvestris), que animan los agostados pastos. Llegamos hasta un cruce de senderos señalizado (4 Km) y tomamos dirección NE (dirección Plá de la Casa).
ofrece un hilillo) y continuamos en dirección S por una amplia pista. A unos 350 m, por nuestra izquierda (dirección SE), parte un sendero señalizado que atraviesa un falso llano
tapizado por un claro pinar que en esta época encontramos alfombrado de margaritas (Bellis sylvestris), que animan los agostados pastos. Llegamos hasta un cruce de senderos señalizado (4 Km) y tomamos dirección NE (dirección Plá de la Casa).
El
sendero asciende con dureza por la empinada ladera, atravesamos un bosquecillo
de carrascas y alcanzamos la parte alta conocida como el “Plà de la Nevera”. Se
trata de una zona llana ya a 1.300 m de altitud y tapizada de pastos con el
típico matorral
almohadillado de la alta montaña mediterránea. Cruzamos todo el paraje hasta llegar a la Cava o Pozo de Nieve del Plà de la Casa. Son los restos de una bonita construcción usada antiguamente para recoger nieve y fabricar hielo. El pozo es profundo y no está protegido,
¡cuidado!. Desde aquí y por nuestra derecha sigue el itinerario que tras una breve trepadilla nos deja cerca de la cumbre. El alto está situado encima de un roquedo y señalizado con una cruz y un buzón.
almohadillado de la alta montaña mediterránea. Cruzamos todo el paraje hasta llegar a la Cava o Pozo de Nieve del Plà de la Casa. Son los restos de una bonita construcción usada antiguamente para recoger nieve y fabricar hielo. El pozo es profundo y no está protegido,
¡cuidado!. Desde aquí y por nuestra derecha sigue el itinerario que tras una breve trepadilla nos deja cerca de la cumbre. El alto está situado encima de un roquedo y señalizado con una cruz y un buzón.
Una
última trepada fácil y accedemos hasta la cumbre (1.379 m). Son las 11:00 de la
mañana, hemos empleado 2:10 h en la subida para cubrir estos primeros 5,60 Km.
Nos
acompaña un luminoso día aunque un gélido viento del NW hace desapacible la estancia. A pesar de que las vistas son emocionantes el estado físico de Enric con su galopante gripe y su continua tos, hace que la estada sea corta. No obstante, tras las fotos de rigor, nos tomamos un poco de tiempo para deleitarnos con la visión de toda la cadena de la Serrella. Por el SE localizamos nuestro siguiente objetivo (la Mallà del Llop) que
resplandece brillante bajo la fuerza de la luz solar. La cadena de montañas continua hacia el mar enlazando la Sierra de la Xortà y el Bèrnia. Por el sur destaca el Pantano de Guadalest, al SW divisamos la figura del Ponoch y la cumbre del Puig Campana, mientras que por el W destaca majestuosa la Aitana. Todo bajo el refulgente halo acuoso del omnipresente mar mediterráneo y la cegadora luz de un límpido cielo barrido por el mistral. Por el NW luce la ciudad de Alcoy a los pies de la Mariola con el Montcabrer apuntando hacia el cielo claro. La crestería del Benicadell marca la frontera con la vecina provincia de Valencia y cierra la Sierra de la Safor y el Montgó por el NE hasta la costa.
acompaña un luminoso día aunque un gélido viento del NW hace desapacible la estancia. A pesar de que las vistas son emocionantes el estado físico de Enric con su galopante gripe y su continua tos, hace que la estada sea corta. No obstante, tras las fotos de rigor, nos tomamos un poco de tiempo para deleitarnos con la visión de toda la cadena de la Serrella. Por el SE localizamos nuestro siguiente objetivo (la Mallà del Llop) que
resplandece brillante bajo la fuerza de la luz solar. La cadena de montañas continua hacia el mar enlazando la Sierra de la Xortà y el Bèrnia. Por el sur destaca el Pantano de Guadalest, al SW divisamos la figura del Ponoch y la cumbre del Puig Campana, mientras que por el W destaca majestuosa la Aitana. Todo bajo el refulgente halo acuoso del omnipresente mar mediterráneo y la cegadora luz de un límpido cielo barrido por el mistral. Por el NW luce la ciudad de Alcoy a los pies de la Mariola con el Montcabrer apuntando hacia el cielo claro. La crestería del Benicadell marca la frontera con la vecina provincia de Valencia y cierra la Sierra de la Safor y el Montgó por el NE hasta la costa.
Descendemos
nuevamente hasta el Plà de la Cava y tomamos por la derecha dirección SE
bajando por una fuerte pendiente que nos hace descabalgar cerca de 300 metros.
El paraje es grandioso, unos majestuosos acantilados nos rodean. Seguimos hacia
el SE, esta zona es
más agreste y solitaria. Las marcas del PR desaparecen y el sendero se hace menos evidente. A veces se pierde entre la vegetación y las rocas, pero no perdemos el camino siguiendo los hitos de piedra. Tras el fuerte descenso empezamos nuevamente un prolongado ascenso hacia la Mallà ahora por la vertiente sur al abrigo del frío mistral, esto es una buena noticia para el maltrecho estado físico de Enric. Atravesamos amplios
pedregales y cruzamos frondosas manchas de encinar para en una constante y prolongada subida en diagonal alcanzar en poco más de una hora nuestro segundo objetivo del día. El vértice de la Mallà del Llop (1.360 m) que está ya a nuestro alcance. La cumbre es un
redondeado y pelado cerro muy pastoreado. Son las 12:10 de la mañana. Hemos tardado poco más de una hora en recorrer los cerca de tres kilómetros que separan ambas cumbres.
Disfrutamos del paisaje y buscamos un buen lugar al abrigo del gélido viento para poder almorzar con tranquilidad. La comida a base de bocadillo de atún nos resulta de lo más gratificante, junto a la calidez que nos ofrece el abrigo encontrado a sotavento del frío mistral ayudan a que mi hijo se recupere bastante. Le amaina la tos y retroceden las secreciones mucosas, se estabiliza el cuerpo con rapidez. Es lo que tiene tener veinte años, todo es más fácil. Tras casi una hora de parada y, a regañadientes, decidimos emprender la vuelta. El camino de bajada es por el mismo sendero. Descendemos hasta alcanzar la base de los acantilados del Plá de la Casa. Tomamos una variante por la parte sur de la escarpadura, por un sendero que bordea la base del precipicio caminando al abrigo del
viento y atravesando los interminables pedregales típicos de la Serrella. El trayecto es más llevadero sin tantas subidas y bajadas. La recuperación de Enric junto a la calidez del camino a sotavento hace que prácticamente “volemos” por estas trochas. En apenas 1:55 h estamos de regreso en el coche. Son las 14:55.
más agreste y solitaria. Las marcas del PR desaparecen y el sendero se hace menos evidente. A veces se pierde entre la vegetación y las rocas, pero no perdemos el camino siguiendo los hitos de piedra. Tras el fuerte descenso empezamos nuevamente un prolongado ascenso hacia la Mallà ahora por la vertiente sur al abrigo del frío mistral, esto es una buena noticia para el maltrecho estado físico de Enric. Atravesamos amplios
pedregales y cruzamos frondosas manchas de encinar para en una constante y prolongada subida en diagonal alcanzar en poco más de una hora nuestro segundo objetivo del día. El vértice de la Mallà del Llop (1.360 m) que está ya a nuestro alcance. La cumbre es un
redondeado y pelado cerro muy pastoreado. Son las 12:10 de la mañana. Hemos tardado poco más de una hora en recorrer los cerca de tres kilómetros que separan ambas cumbres.
Disfrutamos del paisaje y buscamos un buen lugar al abrigo del gélido viento para poder almorzar con tranquilidad. La comida a base de bocadillo de atún nos resulta de lo más gratificante, junto a la calidez que nos ofrece el abrigo encontrado a sotavento del frío mistral ayudan a que mi hijo se recupere bastante. Le amaina la tos y retroceden las secreciones mucosas, se estabiliza el cuerpo con rapidez. Es lo que tiene tener veinte años, todo es más fácil. Tras casi una hora de parada y, a regañadientes, decidimos emprender la vuelta. El camino de bajada es por el mismo sendero. Descendemos hasta alcanzar la base de los acantilados del Plá de la Casa. Tomamos una variante por la parte sur de la escarpadura, por un sendero que bordea la base del precipicio caminando al abrigo del
viento y atravesando los interminables pedregales típicos de la Serrella. El trayecto es más llevadero sin tantas subidas y bajadas. La recuperación de Enric junto a la calidez del camino a sotavento hace que prácticamente “volemos” por estas trochas. En apenas 1:55 h estamos de regreso en el coche. Son las 14:55.
Hemos
disfrutado de una larga marcha por estos solitarios parajes de abruptos
contrastes. En mi opinión la Serrella representa lo más agreste, solitario y
salvaje que podemos encontrar por estas pobladas tierras alicantinas.
Los datos finales
son como sigue:
Distancia total
recorrida: 16,26 km
Tiempo total
empleado: 06:04 h
Tiempo en
movimiento: 04:39 h
Tiempo parados:
01:26 h
Velocidad media en
movimiento: 3,49 km/h
Desnivel total
acumulado: 1.603 m
Texto y
fotografías: Enric
Pues qué bonita esta ruta, Enric, y qué mérito el de tu hijo -ponerse las botas y la mochila sin encontrarse bien... y además con ese frío-; serán los 20 años, sí.
ResponderEliminarEsas montañas me recuerdan un poco a la Sierra de la Almijara, que tan bien conoceis Arielle y tú; tan escarpadas y tan blancas allí donde no hay vegetación. Qué venerable, la carrasca de la tía Sofía, ha salido tan guapa que parece que esté posando!
Una ruta y unas fotos preciosas.
Hasta pronto!
Bonito pateo y las fotos como siempre muy chulas. Tengo muchas ganas de conocer esa zona y acercarme al superconocido Puig Campana
ResponderEliminarQuizás haya bastante gente como yo, y a lo mejor se podría plantear una salida de fin de semana largo, incluyendo viaje el viernes, para andar por allí. Ahí queda la sugerencia. Enhorabuena por la excursión tan chula y feliz año.