lunes, 30 de abril de 2012

Por los caminos ancestrales


En la Alpujarra granadina: La Taha de Pitres


Hoy (Domingo 22 de abril de 2012) nos hemos levantado pronto (como casi siempre) pero hemos “perreao” por la casa durante media mañana, así que cuando finalmente nos ponemos en marcha para dar un paseo, ambos nos inclinamos por La Alpujarra, darnos una vueltecita por La Taha de Pitres, buscar un restaurante y rendirnos a la vagancia.


 
clicar sobre esta imagen para verla ampliada


Situada en la vertiente sur-oriental de Sierra Nevada y enclavada dentro de la comarca de la Alpujarra granadina, la Taha es una agrupación de municipios que consta de 7 pequeños


 
clicar sobre esta imagen para verla ampliada


núcleos; Pitres (el núcleo principal donde se ubica el ayuntamiento), Capilerilla, Mecina, Mecinilla, Fondales, Ferreirola y Atalbéitar. Lo que llama mucho la atención es el gran desnivel –nada menos que 1800 metros entre su cota más alta y su cota más baja.



Entramos en la zona por Órgiva, pasamos por Pampaneira y nos dirigimos a Pitres. Justo un poco antes de llegar a la población, tomamos el desvío por nuestra derecha hacia Mecina, 




de aquí hacia Mecinilla donde nos detenemos. Nos dirigimos directos hacía el bar “El Aljibe”, aparcamos en la prolongación de una parada de autobús y decidimos “abrir boca” con un paseíto. Pronto llegamos a Fondales a través de un viejo sendero entre cuidados bancales de sombría arboleda.



Seguimos bajando por las sinuosas callejuelas del precioso poblado alpujarreño con sus




balcones y tinaos, buscando una vereda antigua hacía un puente que cruza el Río Trevélez.




Un amable lugareño nos indica el camino a seguir. Bajamos por callejuelas entre casitas encaladas con sus balcones engalanados con macetas y llegamos a la vereda sin ninguna




dificultad. Seguimos bajando por la preciosa vereda rodeada de fresnos, chopos, higueras y zarzas hasta llegar al puente, popularmente conocido como “Puente Romano”. Parece ser que se construyó entre los siglos XIII - XVI, siendo parte de la ruta oficial a Órgiva.



Una vez en el puente, aunque solamente pensábamos dar un paseíllo, decidimos seguir adelante. Es un día espléndido; un sol radiante y cálido sin quemar nos acompaña. La




vereda, una vez cruzado el puente, asciende lentamente entre una explosión de vegetación.




Subimos con mucha tranquilidad, recreándonos en el entorno, sacando fotos  de paisajes




sublimes y de una maravillosa variedad de plantas. Vemos algunas orquídeas, linarias y ranúnculos. Algunas de estas especies son endemismos de la zona.




Tras una subida muy llevadera llegamos a una pista forestal. Hacía la derecha sigue el 




camino a Órgiva, pero tomamos izquierda (E), por la pista que llanea serpenteando a unos




320 m.  sobre el río Trevélez en su margen izquierdo. Tras aproximadamente una hora por la pista llegamos a unos cortijos (cerca de la Hoya del Magalite) y giramos a la izquierda (N), para volver a bajar al río.



En la primera parte de la bajada nos cruzamos con una pareja de ingleses exhaustos. Nos dicen que vienen subiendo por las escarihuelas desde Ferreirola y que están molidos. Les




indicamos el camino que acabamos de hacer nosotros y seguimos nuestra bajada en zigzag al río. En la ladera de enfrente vemos otras “zetas” muy marcadas que suben a la




“Mezquita” de Busquístar. Nosotros cruzamos el río y seguimos la vereda por la izquierda




(W), dirección a Ferreirola, donde nos topamos, cerca de una maravillosa era restaurada, con un nutrido grupo de ingleses con su guía, cogiendo agua de “La Gaseosa” –una fuente




que mana agua con gas. Creemos que tienen intención de ir al mismo lugar que nosotros (el bar “Aljibe”) así que aceleramos el paso para adelantarlos. Atravesamos con rapidez la




población de Ferreirola y finalmente llegamos de vuelta a la aldea de Fondales. Desde aquí con rapidez nos llegamos hasta Mecinilla.




Cerca de donde dejamos el coche hay una fuente donde nos aseamos y limpitos y dispuestos llegamos sobre las 4 de la tarde a “El Aljibe”, donde nos disponemos a comer




algo. En su terraza ya hay un nutrido grupo de gente –todos extranjeros. ¡¡Qué sabios son!! Pedimos la carta y OHHH, sorpresa, está en 5 idiomas ¡¡incluso en japonés!! Cómo han cambiado los tiempos, incluso en este remoto rinconcillo.



Damos cuenta de unas cervezas y platillos de papas a lo pobre con morcilla y emprendemos el regreso a casa tras esta salida dominguera.


 
clicar sobre esta imagen para verla ampliada


Si queréis bajar la ruta para GPS, pinchad AQUI

Texto y Fotografías: Arielle & Enric

1 comentario:

  1. He topado con este blog y me ha entusiasmado porque he hecho esa ruta y quedé impresionada de su belleza. Un abrazo

    ResponderEliminar