viernes, 21 de octubre de 2011

A vueltas por el Lucero



Durante el invierno que se avecina nos hemos propuesto preparar una ruta que atraviese de norte a sur (o viceversa) nuestra querida Sierra de Almijara. Partiendo desde Fornes o Jayena (todavía no está decidido) y finalizando en Frigiliana. Parte del trayecto lo tenemos pateado y referenciado. Como queremos incluir dentro del recorrido la ascensión al Pico del Lucero (1.774 m), nos hemos lanzado al monte para intentar localizar algún sendero, trocha o paso que nos permita ascender (o descender) desde el Puerto de Frigiliana hasta el mismo Pico del Lucero por su cara oriental.


El siguiente relato refleja el alpargatazo que nos dimos en nuestra búsqueda y que nos permitió llegar a disfrutar de algunos de sus más recónditos parajes, de




muchas de sus espectaculares vistas y de su inmejorable y áspero ambiente de naturaleza pura que transmite y alberga esta espectacular Sierra de Almijara.


Partiendo desde Fornes tomamos la entrada principal hasta el Centro de Defensa Forestal de La Resinera (está indicado al borde de la carretera). Es un camino de tierra apto para todo tipo de vehículos que en unos 2 kilómetros y, tras cruzar el río Cacín, nos acerca hasta el complejo de edificaciones de la Resinera, en donde nos pueden informar de cualquier ruta que estemos interesados en realizar.


Desde aquí continuamos por la pista que en dirección S accede hasta el Puerto de Frigiliana. Tras unos cincuenta metros y por nuestra derecha, parte otra pista en dirección SW que, en ascendente, nos lleva hasta el Puerto de Cómpeta. Seguimos esta dirección.


Se trata de un camino forestal de unos 10 km más o menos adecuado para el transito de coches, que nos traslada a través de los Llanos de Carbonales y por el margen izquierda del río Añales hasta llegar al lecho de una suave rambla en la cara norte del Lucero, cerca del cartel indicativo del sendero de ascensión.
El coche lo dejamos unos 2 km antes de llegar al inicio del sendero, justo donde se encuentra el cruce que en dirección E, nos dirige hasta la Caseta de la Cuesta Parda. Es un sendero que une el Puerto de Cómpeta con el Puerto de Frigiliana.
Aquí es donde comenzamos el pateo (1.205 m – 9:55 h – 0,0 km – 0:0 h).


Después de estirar los entumecidos músculos, la mañana nos ofrece un cristalino día con un vibrante y refulgente cielo azul, una fresca temperatura y una transparente atmósfera que seduce las almas . Todo adecuado para el buen transcurrir del camino.
El sitio es un agradable bosque claro de pino doncel o pino resinero (Pinus pinaster), acompañado de grandes sabinas (Juniperus phoenicea) y enebros (Juniperus oxycedrus) asciados a aulagas, romeros y demás hierbas.


Tras los primeros pasos y cerca del inicio encontramos una bifurcación a nuestra derecha que desestimamos. Seguimos rectos siempre en dirección E. Al poco nos cruzamos con un cortafuegos (1.300 m – 10:17 h – 1,3 km – 0,22 h), continuamos por la pista (siempre dirección E) que serpentea ya en bajada pronunciada hasta descender al lecho del río de la Venta cuyo cauce vadeamos saltando entre grandes piedras acompañados del fresco ambiente que el cerrado barranco y la humedad del arroyo transmiten.

 Alcanzamos la Caseta de la Cuesta Parda en la misma pista de ascenso al Puerto de Frigiliana (945 m – 11:15 h – 5,12 km – 1,20 h).
En este sitio un cartel nos facilita información sobre el “sendero de los resineros” y el oficio de resinero (resulta interesante). Nosotros tomamos parte de este trayecto en nuestra siguiente tramo del recorrido. Desde aquí y continuando por la pista empezamos a aproximarnos hasta el Puerto de Frigiliana. El carril asciende paulatinamente. 


Al poco nos topamos con un cruce, tomamos derecha (dirección S-SW) ahora con la pirámide pétrea del Lucero a nuestra diestra (1.040 m – 11:50 h – 6,95 km – 1,55 h). Esta zona está tapizada por un excelso pinar de antiguos árboles que se salvaron de los incendios de 1975 y 1982.


Tras una breve parada para disfrutar del paisaje, beber y comer algo de fruta, llegamos hasta el Puerto de Frigiliana (1.185 m – 12:29 h – 9,15 km – 2,34 h).


Desde aquí las vistas sorprenden. A través de un verdeante pinar y entre pardos cerros, aparece un resplandeciente mediterráneo perfilando el horizonte. Magnetizados por el brillo del mar y con la vista puesta en su límpido azul, avistamos por nuestra derecha (dirección W) la pétrea mole del Raspón de los Moriscos (1.774 m) y por nuestra izquierda (dirección NE) despunta el Cerro de los Machos (1.589 m) y La Cadena (1.645 m).


Continuamos tomando el sendero de los resineros marcado por nuestra derecha (dirección W). Con rapidez la vereda asciende consecutivamente dos pequeños cerros al pié del Lucero. Las vistas hacia el sur son espectaculares, toda la grandiosidad de la Almijara hasta la costa a nuestros pies. El imponente Lucero, los Tajos de la Mota y demás altos coronados por la cúspide de la Maroma en la lejanía a nuestro frente. Magníficas vistas de grandes horizontes, imponentes agujas pétreas, barrancos vertiginosos, claros bosques y cielo azul.


La cañada desciende hasta tocar la base oriental del Lucero, lo bordea serpenteando por la ladera E. Pasamos por una atalaya denominada “Mirador del Agua” (1.325 m – 13:40 h – 11,15 km – 3:45 h).


Este oteadero debe su nombre a que desde el mismo se puede observar por el sur la lámina acuosa del centelleante mar Mediterráneo. Mientras que hacia el norte atisbamos la azulada figura del Pantano de los Bermejales. Sin dilación proseguimos por la trocha que ahora se ondula perfilando la ladera norte del Raspón hasta desembocar en un cruce de caminos en donde ladeamos en dirección sur (marcado con hitos de piedra) para seguir la subida hasta el ansiado Lucero (1.280 m – 14:00 – 12,11 km – 4:05 h). Antes de empezar con la ascensión comemos algo con mesura y empezamos la subida a las 14:15 h.


La vereda asciende cansinamente hasta llegar al collado de los Mosquitos (1.455 m – 14:47 h – 13,84 km – 4:52 h).


 En este punto se toma el tradicional sendero que desafiante, zigzaguea la esbelta figura del Lucero en una subida de tradición alpina entre la aguda pirámide que forma su parte final. En poco tiempo estamos en su cumbre (1.775 m – 15:19 h – 15,12 km – 5:50 h).


Las vistas que se vislumbran desde esta atalaya no las describiré, simplemente son más que excepcionales. Os invito a subir para disfrutarlas. Sólo diré que en un día tan claro como el de hoy, la costa del Rif africano la vemos casi a la mano, casi la tocamos. Sencillamente emocionante.


En esta cumbre existe una derruida fortificación militar que era empleada por su valor estratégico en tiempos de la guerra civil para la vigilancia y defensa de la zona en la época del maquis. El sendero que asciende hasta aquí es el reflejo del antiguo camino que se utilizaba para subir.


Empleamos unos 35 minutos en disfrutar de todo esto e iniciamos el descenso a las 15:47 h.


En poco menos de una hora descendemos todo el sendero hasta la pista del Puerto de Cómpeta (1.275 m – 16:39 h – 17,82 km – 6:45 h). Desde aquí ya sólo es dejarnos deslizar por esta amplia y polvorienta pista hasta alcanzar nuevamente nuestro vehículo (1.205 m – 17:02 h – 19,58 km – 7:06 h).
Mientras estiramos los músculos comentamos el espléndido recorrido, recordamos lo que hemos visitado y las vistas que hemos disfrutado. El cansancio lo vamos a paliar en Fornes a modo de homenaje para el cuerpo con unos tintos de verano y alguna tapa del lugar. Como dicen nuestros compañeros de los Ytantos “la barticipación ha sido satisfactoria”.


Los datos finales son como siguen:
Distancia total recorrida: 19,58 km
Tiempo total empleado: 7:06 h
Tiempo en movimiento: 5:05 h
Tiempo parados: 2:01 h
Desnivel total acumulado: 1.135 m
Velocidad media en movimiento: 3,87 km/h

Podéis obtener esta ruta para GPS en wikiloc desde el siguiente enlace:

Textos y Fotografías: Arielle & Enric

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